"No necesito hablar
ni mentir privilegios;
bien me conocen quienes
aquí me rodean,
bien saben mis congojas y mis flaquezas.
Eso es alcanzar
lo más alto,
lo que tal vez nos dará el cielo:
No admiraciones ni
victorias
sino sencillamente ser admitidos
como parte de una realidad
innegable,
como las piedras y los árboles.
(De "Llaneza", Jorge luis Borges)

jueves, 11 de febrero de 2010

Cuando veas un Cluster, tratalo con cariño

Los hacedores de políticas públicas se avalanzan sobre las palabras como los chicos de los cumpleaños se tiran sobre los caramelos de las piñatas. Sin razón y sin pudor.

Como diría 'el loco de Dinamarca' son sólo palabras, palabras, palabras. Pero la realidad muchas veces va más allá de los delirios psicodélicos de nuestros políticos vernáculos y, algunas palabras de moda esconden interesantes posibilidades.


Eso es lo que pasa con la palabra cluster. Tanta gente se llena la boca con la palabra clusterización que ya creen que es una política pública como el emitir moneda, cobrar impuestos o endeudarse.

El cluster no es algo que surja o se instrumente desde el gobierno. Es un fenómeno de mercado que se produce en ciertas industrias donde la innovación es la mayor ventaja competitiva de sus firmas.


La palabra cluster fue acuñada y divulgada por Michael Porter quien resaltó la tendencia de ciertas industrias innovativas a agruparse geográficamente para enfrentar los desafíos de la globalización.

“Paradojicamente, la resistencia de las ventajas competitivas en una economía global descansan de manera creciente en los aspectos locales como el conocimiento, las relaciones y la motivación, cosas que los rivales más distantes no pueden tomar.”

No todas las industrias se agrupan en clusters pero parece ser un fenómeno recurrente en aquellas que son altamente innovadoras e intensivas en capital humano.


¿Por qué entonces en la era de la información, en la sociedad post capitalista se produce este fenómeno de agrupación geográfica que parece tan anacrónico?

Principalmente porque por más bytes, megabytes y gigabytes que se puedan enviar xor segundo a través del mundo quienes detentan el capital humano son gente que requiere para su mejor desempeño de aspectos no racionales. Uno de ellos, otra gente cerca.

La clusterización no es un fenómeno nuevo. Los movimientos literarios y cientiíicos son un ejemplo de clusterización donde la inteligencia se estimula y la cooperación y la competencia conviven en un contrapunto de tensión y fertilidad.

Para volver a citar a Porter: “la presión de los pares, el orgullo y el deseo de sobresalir en la comunidad estimula a los ejecutivos a superarse uno de otro”.

El cluster del vino en el valle de Napa no surgió porque allí la tierra era propicia para el cultivo de la vid, surgió porque un grupo de productores de vino se encontraron frente a la disyuntiva de tener que enfrentar a un muy antiguo y bien parapateado adversario como era la producción europea y necesitaron de cada neurona del grupo para desarrollar una estrategia exitosa.


La economía todavía no ha ingresado al difícil campo de estudiar qué impulsa a cierta comunidad a ser creativa frente a otra que se comporta de manera replicativa. Parece un cocktail bastante complejo de educación, emprendedorismo, amor al riesgo y estabilidad jurídica. Lo cierto es que cuando se produce en la medida adecuada un grupo de personas que se encuentran en lugares absolutamente inverosímiles producen resultados extraordinarios para la humanidad.


En Buenos Aires han surgido dos clusters a los cuales hay que prestarles particular atención: uno el de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TICs) que ha liderado en Latinoamérica mucho del aporte realizado al avance de internet y del software. Y el otro el de formatos y contenidos audiovisales en todas sus alternativas; cine, televisión, videojuegos y publicidad.

Esto no lo han hecho los gobiernos pero es responsabilidad de los mismos que Buenos Aires aproveche la oportunidad que sus empresarios han encontrado.

Los cluster ofrecen una manera constructiva de cambiar el diálogo entre los sectores públicos y privados ya que tienen para ofrecer a la política un caso de éxito sobre el cual la misma puede trabajar.

Es ahí donde el político debe actuar con mucha responsabilidad no atentando contra los aspectos que permitieron que el cluster surgiera en primer lugar. Sino es así, una vez más, la politica argentina va a desaprovechar una valiosa opción asesinando torpemente otra gallina que nos ofrece huevos de oro.



1 comentario:

  1. El tema de los clusters es interesantísimo como fenómeno economico. Santa Fe es testigo de varios clusters tecnológicos y manufactureros interesantes, como el de Rafaela con su ya famosa Basso y las válvulas para Ferrari. (y tambien es testigo de como cada presidencia se intenta alzar con los laureles de que son fruto de su gestión cuando en realidad es fruto del propio cluster y sus características culturales, entre ella el alto nivel de colaboración).
    El carillon / campanario de la Catedral de La Plata que se inaguró en 1999 vino de un cluster italiano especializado en la fabricación de campanas y todos los elementos derivados para tal fin. Se encuentra en la localidad italiana de Vittorio Veneto fabricado por Fonderia Ingeniero Francesco De Poli, fundada en 1453 !!!. Ese pueblito de Italia tiene 90% de su población dedicada a hacer las mejores campanas del mundo.
    Alguien relacionado a un cluster de Santa Fe me conto hace un tiempo que buscando perfeccionar algunas empresas comenzaron a importar "management" desde Buenos Aires. El principal reto de estos directivos es entender que los cluster crecen gracias a la colaboracion (open innovation) que sucede en esos medios y quienes no nacieron y vivieron siempre ahi les cuesta enormemente generar esta cultura entre las empresas del medio.
    Muy buen tema el que tocaste.
    Un abrazo.

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