"No necesito hablar
ni mentir privilegios;
bien me conocen quienes
aquí me rodean,
bien saben mis congojas y mis flaquezas.
Eso es alcanzar
lo más alto,
lo que tal vez nos dará el cielo:
No admiraciones ni
victorias
sino sencillamente ser admitidos
como parte de una realidad
innegable,
como las piedras y los árboles.
(De "Llaneza", Jorge luis Borges)

lunes, 12 de julio de 2010

¿Un Newton en economía?

El sutil @ajlopez nuevamente plantea un tema interesante, profundo y complejo a la vez http://ajlopez.zoomblog.com/archivo/2008/04/14/el-estudio-de-la-economia.html ¿Es la ciencia económica una ciencia menor? ¿Requiere de un Newton que le de una teoría general que la enmarque y la lance a la conquista de temas relevantes?




Reconozco que tengo pocas esperanzas en que surja un astro económico que nos haga girar alrededor de él. En parte por la naturaleza epistemológica de la ciencia económica.


En efecto, la economía por su caracter social es propensa a los debates estériles y, por su naturaleza política, tiende a ser usada como argumento del poder. Se mueve entre lo más bizantino y lo más terrenal. Tiene una marcada propensión a caer en paradojas y, en el mejor de los casos, construye tautologías.


La "Teoría general" de Keynes que aspiraba a ser el marco de madurez de una ciencia nueva terminó siendo un caso particular y una farmacopea para una situación especial de sistema de precios rígidos a la baja (Sticky prices http://en.wikipedia.org/wiki/Sticky_(economics) ) explicada por sus discípulos más destacados.


De todas maneras siento que la ciencia económica ha avanzado mucho en estos últimos 40 años. Y la mejor demostración de ello ha sido la crisis financiera desatada a partir de las hipotecas sub prime. Yo se que muchos pensarán que un verdadero aprendizaje hubiera sido el que no hubiera ninguna crisis pero ¿Por qué le pedimos a la economía lo que no le pedimos a la medicina? Las crisis económicas forman parte de la vida del capitalismo, de hecho existe una "teoría de los ciclos económicos", que no está muy desarrollada por cierto.


Lo importante es que, después de experimentar una crisis financiera casi tan profunda como la que sumió al mundo en una profunda depresión en 1930, los economistas no discutieron como entonces entre a y z, sino que se concentraron en herramientas ya conocidas y minimizaron el daño.


Probablemente Bernanke no sea recordado como el Newton de la economía pero va a tener un muy relevante lugar como el hacedor de políticas económicas que evitó una depresión cuando todos pensaron que era inevitable.

domingo, 11 de julio de 2010

Valor y Precio

Teoría de la formación de precios (I)

El siempre amable @ajlopez inició este post con una twitt-pregunta; ¿Cómo se forman los precios? Es una pregunta tan interesante que no alcanza un solo post para contestarla. Por ello iniciamos una serie que, espero, se vaya enriqueciendo con la participación de todos.


La teoría de la formación de precios es relativamente reciente. No así la teoría del valor que, probablemente, se remonte a los filósofos griegos. El precio y el valor se encuentran relacionados pero no son lo mismo y, pensar que su precio es su valor puede llevar a corolarios lógicos paradojales.

La teoría del valor busca responder a la pregunta ¿Por qué vale un bien? Y la teoría de los precios busca responder a la pregunta ¿Cómo se forma y actúa el sistema de precios? Estas dos preguntas no tienen de ninguna manera la misma respuesta.

Los clásicos creían que el valor de las cosas era objetivo. Y la discusión se centraba en qué cosa aportaba valor a los bienes. Los fisiócratas http://www.econlink.com.ar/fisiocraciacreían que era la tierra, los clásicos con David Ricardo a la cabeza http://es.wikipedia.org/wiki/Teor%C3%ADa_del_valor-trabajo creían que era el trabajo incorporado al bien. Todas estas teoría confluirían en una teoría unificada del valor a partir del costo de producción.

Como Thomas Sowell lo expresara en “On classical economics”: “La teoría clásica del valor era en sí misma, una clara teoría del costo de producción. El valor de las mercancías competitivas producidas igualaba “el” costo (fijo) de producción en la industria y un costo ascendente de producción en la agricultura. Puesto que la renta no era una parte del costo de producción, este último se reducía al costo del capital y del trabajo”.
http://www.tsowell.com/onclassicalecon.htm

Esta posición, llevada al extremo por Marx http://es.wikipedia.org/wiki/Karl_Marx en su libro “El Capital” conducía a la paradoja de tener que disociar el valor en un valor de uso y un valor de cambio, sumado a que no explicaba otra serie de paradojas como la pérdida económica, el valor de bienes que no tienen trabajo incorporado además del valor del tiempo.

Hacia 1870 tres economistas en forma simultánea e inconexa desarrollaron una nueva teoría del valor que revolucionaría la ciencia económica. Leon Walras en Francia, William Jevons en Gran Bretaña y Carl Menger en Austria, desarrollaron las teorías subjetivas del valor, conocidas hoy como teorías del utilidad marginal http://en.wikipedia.org/wiki/Marginal_utility . Esta idea se basaba en dos conceptos, los bienes valen porque la gente los necesita y porque son escasos.

El valor dado por los individuos a los bienes dependía entonces de un factor subjetivo que era su utilidad relativa. No vale lo mismo un lápiz de labio para una adolecente que para un empresario de supermercado.

El intercambio de bienes no se da entre dos personas que valoran dos bienes de la misma manera. Se da entre dos personas que valoran más lo que tiene el otro que lo que tiene uno.

Ahora bien, estas valoraciones individuales empiezan a afectar el ámbito social. El empresario de supermercado puede no necesitar un lápiz de labio, pero sabe que muchísimas adolecentes lo quieren entonces desarrolla un negocio donde ellas lo pueden encontrar.

Estas teoría fueron luego perfeccionadas por una segunda generación de marginalistas entre los que se destacana Vilfredo Pareto http://en.wikipedia.org/wiki/Vilfredo_Pareto , Alfred Marshall http://en.wikipedia.org/wiki/Alfred_Marshall y Eugen von Böhm-Bawerk http://en.wikipedia.org/wiki/Eugen_von_B%C3%B6hm-Bawerk.

Ellos desarrollaron el concepto de tasa marginal de sustitución, en especial Pareto se dio cuenta que el valor subjetivo que se le daba a los bienes interactuaba socialmente a partir de la escasez relativa formando un complejo sistema de precios relativos.

Los precios son un reflejo de las valoraciones subjetivas y de su escasez relativa en forma de un sistema de información. Esto fue desarrollado por Friedrich Hayek en un hoy clásico paper http://mises.org/about/3234 . El sistema de precios no es otra cosa que un sistema de información que refleja la utilidad de un bien en términos de su capacidad de cubrir necesidades o de generar nuevos bienes.

Terminemos este extenso post con el ejemplo del mecánico que al mirar el auto descompuesto en medio de la calle; abre el capót y con un destornillador gira un tornillo y lo hace andar. El dueño del auto le pregunta cuánto le debe y el mecánico contesta:
- Son mil pesos
-¡Mil pesos! ¿Por girar un tornillo?
-No, de ninguna manera girar el tornillo es gratis, llegar hasta aquí y saber qué tornillo girar es lo que vale mil pesos.

viernes, 9 de julio de 2010

Declaración


Primero que nada quiero aclararte...
Que no te guardo ningún rencor.
Es realmente muy difícil quererme.
Soy, algo así como un supermercado
donde se ofrecen todos los defectos.
Soy pedante, lento, desubicado,
charlatán, egoísta, perezoso,
inconstante, pesado, manirroto,
mentiroso, sarcástico, soberbio,
vanidoso, sensiblero, tímido,
falto de tacto, demasiado flaco,
con una piel que se pone color
camarón al primer contacto
con una lamparita. Mi voz es ronca.
Soy narcisista, de conversación
aburrida, harto locuaz,
maleducado, cobarde, creído,
torpe, narigón, hipocondríaco,
inseguro, cínico, hipertrope
y con una innegable tendencia a sobrevalorarme.
Si a todo esto sumamos mi riqueza
que se reduce a un puñado (Ni siquiera muy abultado)
de deudas; concluiremos en que
no soy, objetivamente, un gran partido.


Ahora bien,
más allá de todos estos hechos
empíricamente verificables
no encuentro ninguna razón de peso
ningún derecho especial
ninguna prerrogativa parlamentaria
que te haya otorgado el privilegio
de histeriquearme.

En consecuencia y ante la falta de
motivos en contrario
quiero hacerte llegar ésta, mi declaración
de independencia de tus arbitrariedades.-


domingo, 4 de julio de 2010

Pensamientos sobre la próxima década


La decisión tomada por China de permitir que el yuan se aprecie en relación con el dólar es, quizá uno de los hechos de política económica más importantes de la década.

Esto no significa, obviamente, que su efecto será inmediato, ni lineal, ni carente de riesgo. Siempre hay un riesgo enorme cuando cambian las cosas a las que estamos acostumbrados.

En 1973 China bajo el liderazgo de Deng Xiao Ping comenzó un proceso de reforma de su economía que le permitió superar el retraso que le había producido sus anteriores experimentos, “El gran salto adelante” y “La revolución cultural”. Durante más de treinta años viene creciendo a tasas extraordinarias que la han posicionado como una potencia económica de primer nivel.

Su incorporación, junto a la India al sistema capitalista, inauguró un período de bienestar nunca visto en la historia de la humanidad. La década del 90 fue la primera en que la pobreza se redujo en el mundo en términos absolutos, esto significó, con una población creciente, una reducción importantísima en términos relativos.
Esta realidad positiva no impide reconocer que China experimenta una suerte de capitalismo bismarkiano profundamente represivo y asentado en el mantenimiento de una amplia masa trabajadora muy barata y alejada del consumo.

El pilar fundamental de política económica donde se asienta este modelo es una moneda devaluada, es decir, el sostenimiento a partir de la política económica de un salario bajo, consumo bajo y altísimas tasas de ahorro. Bajo está política el Banco Central Chino pasó a tranformarse de el principal tenedor de bonos del tesoro norteamericano con más de 360.000 millones de dólares de reservas.
Este modelo comenzó a resquebrajarse durante el nuevo milenio y, evidentemente hizo explosión con la crisis del 2007.

China ha empezado a notar que no se puede promover la producción restringiendo el consumo. Y que depender de los consumidores norteamericanos a partir del crédito generado con su ahorro puede resultar muy peligroso.

Permitir la apreciación del yuan tiene como objetivo más inmediato la creación de un mercado interno de consumidores que reste volatilidad a su crecimiento y que lo libere de la dependencia externa.

Pero este objetivo no puede obtenerse sin superar desafíos y sin costos.

En primer lugar, China deberá encontrar sus ventajas competitivas a partir de diferenciales que no pasen por un salario bajo sino que se orienten a factores vernáculos.

El aumento de salarios planteará la necesidad de flexibilizar su estructura productiva y capacitar a su fuerza laborar hacia los sectores donde China sea realmente competitiva.

Superada la readecuación de su matriz productiva, sobrevendrá el desafío de enfrentar los crecientes reclamos de su naciente clase media. Éste es, probablemente, su valla más difícil. China nunca a podido conjugar prosperidad con estabilidad política pero no significa que no pueda resolver este dilema.

La creación de un importante mercado interno asiático liderado por China e India sin duda tendrá un muy fuerte impacto en el resto del mundo.

En primer lugar equilibrara el actual desbalance entre ahorro y consumo donde el mundo rico consumía mientras China ahorraba.

El aumento en el consumo por parte de China tendrá su contrapartida en un aumento del ahorro en los países de la OECD y, probablemente esto será consecuencia de un aumento en la tasa de interés.

Mayores salarios en Asia liberarían de presión a los salarios norteamericanos y podrían generar una mayor presión inflacionaria en los países de la OECD. Esto obligaría a subir la tasa de interés. Pero la mayor competitividad norteamericana podría evitar una recesión.



Finalmente, Brasil podría acompañar, y de hecho lo está haciendo, un proceso similar al Chino e Indio y transformarse en el motor de crecimiento para Latinoamérica.

Pero Argentina tiene un rol mucho más interesante en los desafíos de la próxima década. Con una política de alianza entre el desarrollo tecnológico y el campo, Argentina podría transformarse en la principal exportadora de tecnologías de producción agropecuaria para África, Latinoamérica y Asia Central.

Argentina fue durante la década del 90 líder en nuevas tecnologías de producción de alimentos y este conocimiento es de un valor inmenso para muchos países pobres, con poca población y abundante tierra.

Argentina podría liderar una nueva revolución de los alimentos pero para ello necesita primero recomponer su industria agropecuaria luego de tres años de persecución irracional y alinearla con una política exterior que entienda el rol clave que la Argentina puede jugar en el mundo.
El mundo está experimentando cambios que le darán a muchos países nuevos roles y nuevas oportunidades de protagonismo. Me parece que no va a estar bien que los argentinos sigamos abusando de la paciencia del mundo. No somos un país condenado al éxito, somos un país bendecido con enormes promesas pero con una ciudadanía que debe aceptar la responsabilidad de hacerlas realidad.