Estoy enfermo de mí; debilitado
del titubeo moral que me atormenta
entre la realidad que impone sus caminos
y el artificio del ser que me seduce.
Ulises es un sueño inalcanzable.
El equilibrio de una épica heroica
y una larguísima vejez apacible.
El hallazgo del engaño conciente
amalgamado a la nobleza de miras.
Soy el peor hombre pues estoy más lejos
que cualquiera de la íntima conciencia,
de la comunión con lo que me rodea.
Siempre he creído en la madurez del tiempo,
en que toda luz requiere su embarazo.
Pero ya me siento viejo y no he nacido.
El mundo me marca por donde debo ir
pero ya no soy libre de elegir ese camino.
La libertad es algo que se ejerce
una sola vez en la vida.
Ya elegí:
Difiero.
¿Qué sacrificio mayor se puede pedir?
sábado, 30 de enero de 2010
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