Existe, estoy seguro,
un equilibrio que perdura.
El punto mágico y profundo
de la ternura.
El mundo va gastando viejos versos,
nos erosiona;
dejando rostros secos y grotescos
y una gran loma.
Allí depositamos frustraciones,
sueños ya muertos;
allí está el mundo que juramos
y el juramento.
Daríamos gustosos nuestras vidas,
lo que sabemos,
por volver a encontrar esa ternura
y ser sinceros.
Secos nuestro rostro y nuestra alma
el viento de los años no nos duele
pero daña.-
jueves, 1 de abril de 2010
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